miércoles, 2 de febrero de 2011

Columna 18: El canto es eterno


Otra vez el canto, y nuevamente la infancia en el recuerdo. El cable trajo la noticia de un homenaje a Verdi, en Italia. Giacomo Lauri Volpi cantó, con sus ochentitrés lozanos años, un pasaje de Turandot. Alude la información al entusiasmo de los circundantes y destaca la maravillosa voz del célebre tenor italiano. Extraordinaria voz. Poco ha de decir su nombre a los muchachos de hoy y de mañana. A lo sumo, será para ellos una leyenda, como para nuestra generación lo fue Caruso. Voz potente la de Lauri Volpi. Para óperas, él. Para moverse en la escena con naturalidad, que venía dictada por su propia sensible naturaleza, nadie como él. Ha repetido ahora algunas de sus arias famosas: “Nessun forma”. Recoge el cable nombres de otros acompañantes, algunos de los cuales fatigaron mi infancia desde la cazuela de aquel teatro gigantesco, donde aprendí a musitar (alentado por la voz paterna) viejas arias que todavía me visitan a la hora de las nostalgias. En el homenaje participaron María Caniglia (de quien recuerdo alguna Aída magistral), Gianna Pederzini (extraordinaria siempre en Carmen). No crea nadie que he de postular un renacimiento de la ópera. A cada tiempo, lo suyo. Pero en el tiempo se están las cosas valederas. Y sobre todo, en el tiempo está el canto (que es eterno). Vive y se recrea con toda generación, en cada nueva modalidad, con cada nuevo flujo de la vida, y con cada tono de la esperanza. Ahora es “Yellow Submarine”. Y también aprendo añorarlo en lo futuro.

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