martes, 8 de febrero de 2011

Columna 49: Fiestas de promoción



Fiestas de promoción, bailes, festivales, kermeses caracterizan los calurosos días de diciembre en el ambiente escolar. Algún día leeremos con justificado orgullo que nuestros muchachos organizan, para celebrar estos días, visitas masivas a las fábricas para ver cómo se gesta la industria del Perú que viene; o concurren a los hospitales para ver cómo sufre el pueblo y cómo puede la juventud ayudarlo con su grano de esperanza; o se internan por poblados ignotos a rescatar de la miseria y la ignorancia a otros tantos muchachos peruanos, que esperan el mismo porvenir con que estamos todos comprometidos. No es censura sino expresión desiderativa la mía. No hemos educado a nuestros muchachos para estas cosas, sino para el lado frívolo y fugaz de la educación. Pero debemos también formar hombres para mañana. Hombres que aprendan a conocer sus resquicios y sus secretos, para gozarla en puridad. Ese pueblo pertenece a la juventud: le pertenece siempre, porque en su multiplicada ilusión se renueva año tras año. Una fiesta de promoción es ciertamente ocasión para la alegría. Trabajar por el prójimo es sana alegría juvenil. De ella hay que hacer empresa en el futuro. Pueblo entusiasta y franco es aquel que adquiere conciencia de su responsabilidad para con el prójimo. Y el prójimo toca nuestras puertas y nuestro corazón un día y otro día. Jóvenes fuertes y entusiastas, soldados son del futuro. Jóvenes inquietos por el porvenir, soldados son desde ahora. Ser soldado es participar en la diaria tarea de perfeccionar el rostro iluminado de la patria.

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