Columna 96: Daniel Carpio del Perú

Cuando muchacho, leíamos con avidez las noticias de sus hazañas. Daniel Carpio atravesaba el Río de la Plata. Más tarde, otra vez pruebas patentes de su esfuerzo. La persistencia era el motor. La persistencia era en él una cualidad peruana. No era frecuente, hechos como parecíamos estar a la molicie, al vagar lento. Los años pasaron, y no fue diputado nacional. Siguieron transcurriendo, y seguía siendo un deportista. Y de pronto la vida nos fue cogiendo, o pareció irnos cogiendo a cada cual por su cuenta, pero ahora que el mundo regresa de sus devaneos, y todos repasamos nuestra bitácora y descubrimos antiguos aciertos y errores pasajeros, otra vez lo vemos saltar a las primeras páginas del periódico. Daniel Carpio nuevamente desafiando al mar. Daniel Carpio en sus trece. La persistencia era una cualidad peruana, la bienvenida y ansiada cualidad tanto tiempo postergada. Y no es que repetía ayer una hazaña de casi veinte años atrás. Lo sorprendente era que, cargado con veinte años más, batía su propio record. Experiencia es aprendizaje efectivo. Buena lección para nuestros deportistas. Lección para aprender. Nuestros muchachos necesitan, en todas las esferas, modelos de constancia, de trabajo arduo. Los oropeles están de más. Las adulaciones no tienen nada que ver con nosotros. Sólo la constancia en la tarea nos ha de devolver a la realidad. Y la realidad la vamos descubriendo con el esfuerzo constante, sin desmayos.