jueves, 17 de febrero de 2011

Columna 86: El juramento a la bandera


¡Sí, juro! Alta la frente, clavada la mirada en el sol, nutrido el espíritu de famosos nombres que de pronto repiten el de nuestros héroes, de pronto se confunden con el de las batallas, se contagian tal vez de lágrimas, y se juntan todos ellos en el arco iris, arco ideal de la bandera. Juramos todos: los de ayer y los de hoy. Juramos lo que cada día repetimos en la oficina o en la escuela, en el trabajo o en el cuartel, en el campo o en la Universidad, en fábricas u hospitales. Lo que nos decimos en la alegría o en el dolor, en el ardor o en la fatiga del músculo. Juramos mantener y defender la patria. Mantener la patria significa conservar y recrear nuestra hermosa tradición republicana. Conservarla en cada uno de nuestros caminos y asegurarla desde cada una de nuestras cumbres. En cada escuálido o portentoso río de la selva. En cada corazón. Y conservarla no sólo pide que nos dejen cuidar bien el territorio heredado. Significa, ¡cómo no!, mantener entero el corazón, ofrecido a la concordia entre nuestros pueblos, abierto a la solidaridad con los hermanos de América, abierto a quienes de nosotros discrepan pero con nosotros comparten la gloria de una herencia común. En esa herencia está hoy, redivivo, Bolognesi. Jornada de reflexión. El sacrificio de un hombre resume a veces su propia biografía. Bolognesi sigue hoy, inmutable, decidido, en su ejemplar y vasto escenario del Morro. Y por eso está acá, hermosamente repetido en la voz y en el corazón de cada soldado que hoy jura la bandera, en el corazón de cada uno de los que renovamos el juramento, en el presentido corazón de quienes en el tiempo vocearán en esa misma plaza su fe en la patria, en la unidad de los hombres para quienes la misma bandera es una misma esperanza.

1 comentario:

  1. Esta columna se publicó el 7 de junio de 1977, recordando la Batalla de Arica y la Jura a la Bandera.

    ECH

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