Yo no sé si los jóvenes advierten claramente en qué medida son la historia. Son la historia del Perú, porque la patria es una línea tensa que se multiplica y recrea, con cada nueva generación, hacia lo porvenir. Son la historia, por eso. En todo cuanto ocurre en el país, están los jóvenes como preocupación grande de nosotros y como interés sustancial de ellos mismos. Por eso debemos infundirles interés por los temas históricos. La historia fue hermosa pasión de hombres ejemplares nuestros: Riva Agüero, Vargas Ugarte, Raúl Porras son valedero ejemplo. En la obra de Luis Valcárcel y de Jorge Basadre tienen hoy los jóvenes testimonios de esa eterna lección. Una fervorosa inclinación por los asuntos históricos tiene varias maneras de manifestarse, y los mayores debemos aprender a atisbar todo esbozo de interés. Los muchachos se interesan hoy por las cosas de manera distinta de nosotros. Para salvar en ellos toda vocación humanista debemos ayudarlos a creer, con nuestros actos, que el hombre tiene derecho a la, vida, derecho al trabajo, derecho a la justicia, derecho a la educación, derecho a la libertad. Y que con la libertad construye y realiza su esperanza. La historia lo enseña un día y otro día. Ahora que muchos meditan sobre su próximo ingreso a la Universidad, y en momentos en que suele visitarlos la tentación del éxito, es bueno invitarlos a pensar en el hombre y sus ideales.
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