martes, 8 de febrero de 2011

Columna 39: La educación y la economía


No, señor mío, no se aflija usted con visiones que sólo se derivan de interpretar mal las cosas. Cuando no entienda usted de filosofía, no haga inferencias doctrinarias. La tesis de que vincular educación y economía responde a determinada connotación política, no la toman en cuenta ni los oradores de plazuela. Hay un lazo evidente, mi señor. No sé, no me interesa si es Fulano o Mengano quien lo afirma, ni me ocupo en averiguar qué ideología frecuenta. La realidad lo muestra. La experiencia lo confirma. Están ligadas, sí señor, economía y educación. Sólo el progreso educativo asegura el progreso económico duradero. El progreso en la educación es requisito indispensable. Eso sí, esta no es afirmación para recuadro de palabras célebres. Esto comporta otras cosas, que a lo mejor usted ignora. Porque el progreso educativo implica un constante trabajo de investigación científica. ¿Qué ha fracasado la Reforma Educativa? ¡Pero, hombre de Dios, si aún no ha terminado! ¿Qué la ESEP es un absurdo? ¡Pero si está en pañales todavía! La ESEP terminará siendo el laboratorio de investigación de todo cuanto concierne a planes de instrucción. Sí, sufrirá enmiendas, podas, rectificaciones. Es lo usual. Cuando hay tarea científica es lo usual. Toda obra creadora está sujeta a la eventualidad. No están adelante los que fabrican sino los que inventan. Y los inventos son frutos de paciente trabajo experimental. El grado alcanzado por la investigación y su grado de originalidad denuncian los niveles logrados por la instrucción en el país. Será lo que hayamos conseguido en materia de instrucción. Y eso habrá que verlo. Para verlo, hay que atenerse a los resultados. Los resultados se están fraguando ahora en las aulas. Hay que trabajar con realidades. Y acostumbrarse a no tener miedo. No sólo a esa palabra. A la sensación. El hombre es sinónimo de porvenir. No tiene miedo. Tiene, sí, conciencia del riesgo.

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