domingo, 24 de abril de 2011

Columna 136: Reynaldo D’Amore hijo


El tiempo no ha alcanzado a desdibujar mi última entrevista con Reynaldo D’Amore hijo, ni el brillo que daban a sus ojos, en mi despacho universitario, sus veintitrés años. Estaba por regresar a Europa. Había convertido su primitiva preocupación teatral en una serena vocación por la filología, y se iba abriendo a la confidencia a través de poemas penetrados por evidentes brisas clásicas. Ni la alegría de sus ademanes, ni el fervor encendido en su voz pastosa, hacían presagiar que era nuestra última entrevista. Lo había visto crecer, había aprendido a medir su aptitud para la tarea intelectual, y por eso lo acompañé en sus ilusiones y proyectos. Varios años en Europa no habían logrado envanecerlo, y la modestia era todavía en él envidiable refugio. Es verdad que un escalofrío me recorrió cuando, al despedirse, conjeturó una leve perturbación en la salud. El calor de su mano húmeda y el de su abrazo no pudieron conciliarse, semanas después, con la noticia de su silencio. Pero cuando releo sus textos últimos, nuestra amistad nos sonríe.

1 comentario:

  1. Columna publicada en 1982 y referida a Reynaldo D´Amore, hijo del gran director de teatro del mismo nombre, y que murió a los 23 años de edad.
    Inicialmente se dedicaba al teatro, pero luego se graduó de linguista. También escribió poesías. Falleció de un paro cardiaco. Tres años después falleció su madre, igualmente del mal del corazón.

    ECH

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