Columna 148: El día del maestro

Hoy es el día del maestro. Sin duda habrá celebraciones y discursos, asuetos tal vez, y muchas palabras y promesas. Repetiremos aquello de que la escuela es el segundo hogar y los maestros son como los padres. Extraordinaria labor de estos sembradores. Siempre me ha gustado comparar al maestro con el sembrador. Elige la semilla que va a sembrar, cuida el terreno para que esté apto para la cosecha, termina queriendo a la tierra que labra y al grano que esparce. Sin él no hay cosecha. Pero tampoco la hay si llueve poco, o si el sol recalienta. Sin él no hay porvenir, pero tampoco la habrá si los niños están desnutridos. Cómo va a cumplir el maestro su labor de todos los días proclamando que hay que defender la justicia en un país donde la injusticia está a la orden del día. Pero estoy celebrando al maestro aquí, porque creo en el Perú. Y creo en el Perú porque lo veo retratado en los ojos esperanzados de una juventud entusiasta que llena las aulas y sonríe. En una juventud que aborrece la adulación y la mentira. En una juventud que cree en la paz porque cree en el hombre. Los maestros necesitan prolongar esa imagen para salvar al mundo.